Alpha Centauri Un proyecto alcanzable para la Humanidad en el Proyecto Longshot
El Vuelo Espacial ha sido fundamental para desarrollar la
industria tanto Aero Espacial , como del Espacio Ultraexterior , En
astronáutica, el término vuelo también se refiere a los viajes que realizan los
vehículos espaciales fuera de la atmósfera terrestre.
La tripulación de un vuelo espacial suele estar constituida
por el comandante de la nave, el piloto y los especialistas de la misión,
aunque se les podrán añadir especialistas de la carga útil. Todos ellos, salvo
estos últimos, deberán ser astronautas.
Durante el vuelo, los astronautas pilotos llevan a cabo funciones de comandante de a bordo y de piloto de la nave, mientras que los especialistas de la misión son responsables de la coordinación de la operaciones en la nave, en lo que se refiere a experimentos y las cargas útiles para un determinado vuelo.

Ahora Se llama viaje interestelar a un viaje tripulado o
no-tripulado entre estrellas. Éste es un concepto básico dentro de la ciencia
ficción, pero en la práctica, el viaje interestelar es mucho más difícil que el
viaje interplanetario debido a que las distancias implicadas son enormemente
mayores (del orden del año luz). Por la misma razón el viaje intergaláctico es
aún más complicado.

La principal dificultad del viaje interestelar es la enorme
distancia que ha de cubrirse y en consecuencia el tiempo que llevaría con los
métodos de propulsión más realistas —de décadas a milenios—. Así, una nave
interestelar estaría mucho más expuesta a los peligros que se encuentran en los
viajes interplanetarios, tales como intenso vacío, radiación y
micrometeoroides. El largo tiempo de viaje hace difícil diseñar misiones
tripuladas, y la justificación económica de cualquier misión interestelar es
casi imposible, ya que los beneficios que no son accesibles en un plazo de
décadas —o mayor— tienen un valor actual cercano a cero.
El Proyecto Longshot es un diseño de una nave espacial
interestelar no-tripulada prevista para viajar a la estrella Alfa Centauri
impulsada por propulsión nuclear de pulso. Desarrollado por la Academia Naval
de Estados Unidos y la NASA, Longshot fue proyectado para ser construido en la
Estación Espacial Alfa, precursora mucho más grande de la actual Estación Espacial
Internacional. Al contrario que el proyecto Daedalus, Longshot fue diseñado
solamente usando tecnología ya existente, aunque se requeriría cierto
desarrollo adicional.
A diferencia del motor de fusión de ciclo cerrado de
Daedalus, Longshot utilizaría un reactor de fisión nuclear para obtener
energía. Inicialmente generando 300 kilovatios, el reactor accionaría un número
de láseres en el motor que serían utilizados para encender la fusión de
confinamiento inercial similar a la de Daedalus. La diferencia principal del
diseño entre ambos es que Daedalus dependería de la reacción de fusión para
impulsar también la nave, mientras que en Longshot el reactor externo
proporcionaría dicha energía.
El reactor también sería utilizado para accionar un láser para
las comunicaciones de vuelta a la Tierra, con una energía máxima de 250
kilovatios. En la mayor parte del viaje éste sería utilizado a una energía
mucho menor para enviar datos sobre el medio interestelar, pero durante la
aproximación la sección principal del motor sería desechada y la total
capacidad de energía sería dedicada a comunicaciones, a aproximadamente 1
kilobit por segundo.
Longshot tendría una masa de 396 toneladas métricas al
comienzo de la misión, incluyendo 264 toneladas de helio-3/deuterio como
combustible/propulsor. La carga útil activa de la misión, que incluye el
reactor de fisión pero no la sección principal de propulsión desechada, tendría
una masa de alrededor de 30 toneladas.
Una diferencia importante entre las misiones Longshot y
Daedalus es que la primera entraría en órbita en torno a la estrella, mientras
que la segunda haría una pasada baja, cuya duración es comparativamente menor.
El viaje a la órbita de Alfa Centauri duraría cerca de 100
años y serían necesarios otros 4,39 años para que los datos alcanzaran la
Tierra.
Se ha sostenido que si una misión interestelar no puede ser
completada en menos de 50 años, probablemente no debería iniciarse. En vez de
ello, el dinero debería ser invertido en diseñar un mejor sistema de
propulsión. Ello se debe a que una nave espacial lenta probablemente sea
rebasada por otra misión posterior dotada de un sistema de propulsión más
avanzado.
Con la tecnología disponible sería posible enviar una nave
fuera del Sistema Solar cinco o diez veces más rápida que la Voyager 1. Las
propuestas serias de la NASA para construir sondas ‘interestelares’ capaces de
estudiar la Nube de Oort o la heliopausa prevén alcanzar una distancia de 150
000 millones de kilómetros en quince o treinta años. Bueno, parece que vamos
progresando… hasta que nos damos cuenta que esa distancia no llega al 2% de un
año luz. Seguimos igual que al principio.

Está claro que no nos queda más remedio que usar sistemas de
propulsión distintos a los habituales, así que mejor nos vamos olvidando de la
propulsión química convencional empleada por los cohetes corrientes. ¿Por qué?
Pues porque si queremos alcanzar el 1% de la velocidad de la luz (3000 km/s)
usando cohetes químicos convencionales necesitaríamos 1026 kg de combustible
por cada kg de masa de la nave. O sea, muestra nave terminaría por tener cien
veces la masa de la Tierra (!).

Bien, vayamos al grano, ¿qué sistemas de propulsión podemos
usar? Basta con echar un vistazo a la Wikipedia para ver que es muy fácil
encontrar decenas de sistemas de propulsión para llevar a cabo un viaje
interestelar. Sin embargo, no todos son igual de viables, así que lo mejor será
dividir las técnicas de viaje interestelar en ‘posibles’ (en principio
realizables con las tecnologías existentes, aunque habría que desarrollarlas
mucho más), ‘poco probables’ (prometedoras, pero con alguna pega grave) y
‘ciencia ficción’ (imposibles de llevar a cabo con la tecnología disponible a
largo plazo). Por motivos obvios de espacio, nos limitaremos a esbozar las características
principales de cada sistema.
Sistemas de propulsión posibles
Propulsión iónica y nuclear térmica
La propulsión eléctrica -iónica o de plasma- se usa
actualmente en varias naves espaciales y permite alcanzar un impulso específico
-eficiencia- de varios miles de segundos. La propulsión térmica nuclear le
sigue un poco más atrás. Estos sistemas de propulsión no están nada mal para
viajar por el Sistema Solar, pero tardaríamos 40 000 años en llegar a Alfa
Centauri. No, mejor descartamos estas opciones.
VASIMR (Variable Specific Impulse Magnetoplasma Rocket)
Vamos a suponer que, a pesar de las quejas de muchos
críticos, el VASIMR del ex astronauta Franklin Chang Díaz es viable. En ese
caso, una nave con VASIMR tardaría ‘solamente’ 2200 años en llegar a Alfa
Centauri. ¿Que es mucho? Vale, también descartamos este sistema.
Velas solares

Suponiendo que en las próximas décadas seamos capaces de
construir velas gigantes ultraligeras capaces de soportar más de 60 g de
aceleración y miles de grados celsius, una vela solar podría viajar hasta Alfa
Centauri en mil o dos mil años. Sigue siendo mucho, pero se puede combinar este
sistema con otros para disminuir el tiempo de vuelo. Por ejemplo, la propuesta
Medusa de los años 90 unía la propulsión nuclear por pulsos con una vela solar.
Además, una vela solar podría ser usada por una nave interestelar para visitar
Próxima Centauri y maniobrar después para viajar a Alfa Centauri A o Alfa
Centauri B.
Quisiera dedicar este articulo a Montserrat Galvan la amiga que me enseño que cualquier viaje se puede alcanzar incluyendo este sueño de la humanidad gracias por ser el ángel de mi vida. Gracias
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